Magia

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Cazador

domingo, 8 de septiembre de 2019

Capitulo 13: Miedo en el pueblo

A primeras horas del alba, Lest desperto a los 2 cazadores despues de su turno de guardia. rapidamente desmontaron el pequeño campamento y siguieron camino al sur por el Camino del Osario. la mañana, que el dia anterior parecía veraniega y llena de promesas de un verano largo, empezaba a nublarse y en el horizonte se veian nubes que amenazaban lluvias.

Jocab empezaba a preocuparse de como iban a resguardarse del inminente torrente de agua. Según sus calculos estaban andando a buen rito, y en un par de horas llegarian al primer pueblo. Pensaba rodearlo ya que, aunque tuviera ya su ansiada sobrecamisa y eso le daba cierta protección contra la gente del Protectorado de Forentud, su joven acompañante carecía de ella. Pero las lluvias, sobre todo las primeras de la temporada, solian ser muy fuertes y si uno o varios de los integrantes de la comitiva enfermaban por coger frio caminando empapados no podrían ayudar mucho al pueblo de Lest. mientras iba cavilando, se vio a lo lejos la silueta del pueblo. De repente, mugrin cogio con sus fuertes manos los hombros de sus amigos humanos, deteniendolos en seco.

- ¿Que pasa, Mugrin? - pregunto Jocab saliendo de sus cavilaciones gracias al fuerte apreton de su amigo en el hombro (un hombro que no se habia recobrado del todo despues del dia de la ceremonia). - Si te preocupa que nos hagan un mal recivimiento descuda, pensaba rodear el poblado.

- No es eso- dijo Mugrin con el ceño entrefruncido - ¿no te parece que aqui falta algo?

Jocab si giró viendo a la lejanía la silueta del pueblo. Tenía ciertos recuerdos de ir hasta aqui con su padre adoptivo para conseguir viveres para el Maestratum. En el mercado del pueblo siempre le trataban con deferencia por ser un Cazador y no intentaban cobrar al gremio de mas como solían  hacer en el mercado de la ciudad intentando sacar todas las monedas posibles de la tesorería gremial. No era muy grande. unas doce o trece casas, pero se notaba que la población era prospera, su posada era mas que decente, y los niños del poblado gritaban jaleosos jugando, mezclandose sus chillidos con la algarabia del mercado y los tenderos gritando a pleno pulmón sus mercancías...

Eso era lo que faltaba. sopló un viento frio que heló la sangre en las venas de Jocab cuando se dio cuenta de lo que su gigante amigo quería dar a entender... todo estaba en demasiado silencio.

- Lest, quedate detras de nosotros- dijo Jocab cogiendo con las 2 manos su gastado bastón de combate que hasta entonces usaba de bastón, mientras mugrin cogia su hacha de batalla. Y de esta guisa entraron en el silencioso pueblo.

Lo primero que notaron al entrar en el era el olor a podredumbre. Restos de tiendas con sus mercancias en el suelo pudriendose llenaban toda la plaza que hacían las casas a su alrededor, puertas de madera rotas, astilladas como si un ariete hubiese machacado hasta la ultima de ellas en un desenfreno de destruccion... y los cadaveres...

Eso era lo peor, cuerpos tanto de adultos como de niños, cogidos por sorpresa haciendo eso una masacre inimaginable. Entraron en todas las casas, vigilando que nada se les pasara por alto, mientras Lest se quedaba en la plaza intentando mirar a todos los lados a la vez para que nada los sorprendiera

Vacías, todas las casas estaban vacías con su contenido destrozado por garras y dientes. Cuando salieron de la ultima casa vieron a Lest examinando el suelo con gesto concentrado. Jocab se acerco al joven (era extraño que lo viera solo como un niño, ya que era solo unos años mayor que él) e intentó mirar lo que Leste estaba observando

- ¿Que haces?- pregunto Jocab

- Estoy revisando las huellas. Por lo que veo solo ha sido una criatura la que ha provocado todo esto. Todas las huellas son identicas, e iba a 2 patas, teniendo una pequeña herida en su pata izquierda. Era increiblemente rapida para provocar esta masacre, e increiblemente fuerte para provocar tanto destrozos. Lo que yo no se es que criatura se trata, nunca he visto una huella tan grande. - en eso que se agachó y recogio del suelo lo que parecia un pequeño trozo de piel escamosa que se había enganchado en un trozo de metal. Mientras caian las primeras gotas de lluvia, el trozo de piel brilló con un pequeño toque acerado. Mugrin y Jocab se miraron. Sospechaba lo que habia provocado la matanza, y no era ninguna buena noticia.

sábado, 11 de noviembre de 2017

Capitulo 12: Primera noche, El Gran Kaos

Jocab, Mugrin y Lest montaron la pequeña tienda que tenían y encendieron la hoguera para espantar a los posibles animales salvajes que pudiera haber y calentarse en la cada vez mas fría noche. dejaron que en la tienda durmiera Lest, mientras Mugrin y Jocab se jugaban quien haría el primer turno de guardia. Al final, fue Jocab el que se ofreció a hacer el primer turno y, cuando pensaron q estaban todos dormidos, se quito sus humildes zapatos para masajearse los pies. Entonces un ruido a su espalda lo puso alerta, cogió su bastón de combate y giró paras atacar a lo q tenia a su espalda... y paro unos centímetros de la nariz de Lest, q estaba a su espalda con la cara blanca como la leche.

- Pero... ¿que demonios haces despierto? y por lo que mas quieras, no te me acerques por la espalda que te puedes llevar un buen golpe...

- Perdóname Jocab, solo que no podía dormir. ¿puedo estar sentado junto a ti en el fuego?

- Claro, faltaría mas.

La noche transcurría apacible y silenciosa, con el único sonido del crepitar de las llamas. no es q no hubieran hablado mucho por el camino, pero Jocab estaba mas preocupado de que no le salieran ampollas a el estado anímico de sus compañeros. De Mugrin no se preocupaba ya que para el joven minotauro esto era la gran aventura que esperaba hace tiempo. Pero Lest tenía un gesto pensativo y preocupado.

- Tranquilo Lest, vamos a descubrir que pasa en tu pueblo y revertirlo.

- Gracias Jocab, pero no estaba pensando en eso.

- ¿No?, ¿Entonces que te tiene tan preocupado?.

- Es que no lo entiendo, ¿por que me odian en la capital?.

-Ahm, eso -Jocab se había olvidado de lo poco que sabia Lest fuera de la burbuja de su aislado poblado - No te odian, por lo menos no a ti, si no a toda nuestra raza.

- Pero ¿por que?- contestó Lest con lágrimas a punto de brotar de sus ojos.

- Todo eso viene de antiguo. Nos culpan de ser los creadores del Gran Kaos, y eso que ocurrió hace 6000 años...

- ¿Pero que fue el Gran Kaos?

-Bueno, la historia es un poco larga así que mejor será que te pongas cómodo.- Jocab inspiró lentamente, buscando las palabras para que Lest entendiera lo importante que fue la raíz de todo ese odio.- En un principio, no existían los minotauros, los centauro y, por supuesto, los Tzamish. solo estábamos los humanos. Eramos una raza con grandes inquietudes por la cultura, las artes y las ciencias. Pero también era codiciosos y todo el poder del mundo les parecía poco y siempre querían más. Fueron maestros en todas las ciencias posibles hasta que un descubrimiento extraordinario cambio su existencia. En unas ruinas antiguas, descifraron un ritual que realizaron los grandes magos y chamanes del mundo ancestral en el cual sellaron una fuerza enorme que era el agente del cambio. Habían sellado la magia. Sin pensar en por qué los grandes magos de esos tiempos pretéritos sellaron la magia, los humanos que lo descubrieron, sedientos de conocimientos, rompieron el sello y la magia volvió a llenar los rincones del mundo donde antes habían estado. Esos fueros tiempos de bonanza, donde descubrieron como combinar ciencia y magia para construir maravillas nunca antes vistas. La magia permitió a los humanos hacer cosas que la ciencia sola no podía hacer, como viajar a la velocidad de la luz para la exploración mas allá del firmamento y viajar entre dimensiones. Pero todo cambió cuando en una ciudad dijeron que habían descubierto un nuevo tipo de magia y habían construido un gran artefacto para poder extraerla y usarla sin limites. Este Reactor Metafísico (es el único nombre que ha llegado hasta nuestros días) era solo un prototipo, pero dos grandes imperios, que siempre luchaban entre si para ser superior al otro, enviaron armadas para conquistar la ciudad, que era la capital de un país neutral. Cuando los 2 ejércitos se encontraron en los limites de esa metrópolis, lucharon con todas sus fuerzas con todas las armas que la tecnología y la magia les otorgó. los ciudadanos de la urbe, viendo su país reducido a cenizas y peligrando su vida, encendieron el Reactor para usar su magia para defenderse, pero algo salió mal. La magia del Reactor reaccionó a la magia de las dos armadas y se juntaron, creando una acción en cadena, llamada Magia Salvaje. esa oleada física de magia golpeó con fuerza, tanto la urbe como a las armadas, engullendolo todo a su paso. Esa magia salvaje se alimentaba de la gente, tomando forma de sus ilusiones y y sus temores, de sus esperanzas y sus desgracias, de sus sueños y pesadillas, y con cada persona que engullía se volvía más fuerte y mas grande. En un instante se trago a los habitantes de esa ciudad maldita, a las 2 armadas y a los miles de refugiados de ese país destrozado. Le dio tanto impulso, que en menos de una hora llegó a otros países, alimentandose de su gente, y en menos de un día cubrió todo su mundo. Como la gente soñaba con otros Mundos y otras dimensiones, la Magia Salvaje abrió portales a esos lugares y también se extendió por todos los rincones poblados de la existencia. no sabemos cuanto tiempo duró las oleadas alimentadas por el Reactor Metafísico pero cuando se retiró nada volvió a ser lo mismo. En ese maremagnum de energía caótica la gente se transformó en las razas mágicas que ahora conocemos, pero las razas estables eran una ínfima minoría de la población. Todos vieron como sus amigos y familiares se transformaban en horribles pegotes de masa viscosa, y esos solo eran los que tuvieron suerte. Otros tuvieron la "suerte" de poder eliminar el sufrimiento de sus seres queridos matando a las cosas en las que se convirtieron. Los pocos humanos que se libraron de las oleadas del Gran Kaos se sintieron afortunados al principio, pero a alguien había que culpar por los desastres creados por ese gran desastre, y las nuevas razas mágicas los culparon a ellos. De esa magia también salieron las criaturas fantásticas con una magia incluso mas fuerte que el caos que las creó, como los dragones elementales y materiales que incluso rechazaban la propia magia que las creo. Con el tiempo, la magia remitió, pero en los pocos oasis de estabilidad dentro de la inmensidad de la Magia Salvaje se aislaron de todos los demás. Los conocimientos de las grandes cosas que se crearon en los tiempos de bonanza se dejaron aparte, preocupados mas por la inmediata supervivencia y todo eso se perdió. Con el tiempo, los restos de la Magia Salvaje empezaron a cubrirse de un niebla espesa, que con el tiempo se convirtieron en las Brumas Eternas. Y esto hasta nuestro días...

Lest se había quedado con la boca abierta intentando asimilar toda esa información

- Caramba, pequeñajo, no sabia que fueras tan buen orador- sonó desde el bulto informe que era el supuesto Mugrin despierto.

Jocab se puso rojo como un tomate- ¿Desde cuanto llevas escuchando?

- Desde el principio de la historia. Anda, iros a dormir, yo haré la primera guardia...

lunes, 21 de diciembre de 2015

Capítulo 11:El Camino del Osario

La pequeña compañía salió por la puerta sur de la ciudad al mismo tiempo que los primeros rayos del alba rozaban la cúpula del Maestratum. se habían retrasado mas de lo que esperaban y el camino hasta el bosque Zarclash, aunque no era dificultoso, era por lo menos largo. Jocab miró el plano buscando algo que les pudiera servir de ayuda. Las enormes llanuras que separaban la ciudad, antes del Gran Kaos era una gran metrópolis que quedo arrasada por la magia salvaje desatado por el desastre apocalíptico. solo quedaron los restos de algunos grandes edificio que se veían en la lejanía, delineando con su silueta el horizonte que se mostraba desde la puerta de la ciudad-estado. la gran metrópolis de la antigüedad estaba rodeada por un enorme parque boscoso, en el que la gente de la gran metrópolis sin nombre del plano podría salir los fines de semana de picnic o para hacer deporte. Jocab no tardó en adivinar que ese parque urbano era el bosque Zarclash antes que 6000 años de dejadez y la propia magia salvaje lo convirtiera en un bosque frondoso y salvaje. Si los limites del bosque seguían siendo los mismos, calculó que tardarían 6 días de camino llegar hasta el, 4 si descansaban solo lo suficiente e iban a buen paso. Mientras cruzaban el puente del río que rodeaba Forentud, empezó a rememorar lo que sabia del protectorado. Al norte de la ciudad se encontraba la bahía y el océano, al igual que al este. Una pared de roca se encontraba a las orillas del estuario y formaban un muro de mas de 300 metros de altura que iba perpendicular al océano al norte de la ciudad y se perdía al oeste, estando el muro impertérrito de las Brumas Eternas a pocos metros de la cima del muro. Al oeste y al sur se expandían unas grandes llanuras donde las razas que vivían en el protectorado cosechaban sus cultivos, siempre evitando las ruinas de la vieja metrópolis y los hoyos en el suelo que llevaban a la vieja red del antiguo alcantarillado, con la mayoría de túneles cegados o derrumbados, con varios poblados desperdigados en ellas. También sabía que se encontraban unos pocos asentamientos temporales donde los humanos malvivían hasta que sus vecinos de otras razas los expulsaban, desmontando sus precarias casas y trasladándolas a otras zonas donde esperaban vivir una temporada lo suficientemente larga antes de volver a recoger sus cosas y volver a trasladarse. Había 2 poblados en las lindes del camino, lo suficientemente grandes para estar en un plano y demasiados pequeños como para tener nombre propio. el primer poblado estaba a mitad del camino, y vivía de un mercado central donde se vendía lo que se cosechaba en los alrededores y se comercializaba con productos de poblados mas alejados. El otro poblado estaba en las lindes del bosque y, como no, vivía de la madera y los demás productos que se conseguían de la floresta, como las bayas y las pieles de animales cazados allí.

Estuvieron andando durante varías horas, hasta que, cerca del mediodía, pararon un rato para comer un poco de sus pequeñas reservas y beber algo. Mugrin y Lest estaban frescos, y se notaban que su vida era muy activa, pero Jocab estaba con los pies doloridos por la falta de costumbre. Intentando disimular su malestar, se giró hacia el pequeño Lest.

-Dime Lest, ¿como fue tu viaje hasta Forentud?

- No fue gran cosa - contesto el niño comiendo con ganas un trozo de cecina seca de los escasos víveres. - cuando vi lo que pasó en el pueblo solo paré para recoger un odre con agua del poblado y me interné en el bosque. el odre estaba medio vacío, pero en el bosque a poco de mi poblado había un riachuelo y llené el odre allí. Ahí me di cuenta de la marca que me había salido en el pecho. Comía de los conejos cazados y cuando salí del bosque encontré un poblado. Intenté pedir ayuda allí, pero me echaron a pedradas. Continué el viaje lo mas rápido que pude, pero cuando llegué al segundo poblado lo rodeé, creyendo que en la gran ciudad del final del camino conseguiría la ayuda del rey, como se prometió cuando se creó mi pueblo. Lo que sucedió después ya lo conocéis.

- ¿Cuanto tardaste el llegar a Forentud? - preguntó Mugrin terminando su particular almuerzo, hecho de pan y un par de peces en salazón.

- No estoy muy seguro, con la inquietud solo pensé en llegar lo antes posible. Dormía por las noches y al alba me volvía a levantar para seguir por el camino. Creo que tardé una semana, mal contada.

- Pues será mejor que nos pongamos en camino de nuevo - comentó el minotauro mientras Jocab ponía mala cara, pensando en la caminata que les esperaba. - Cuando mas andemos ahora, antes llegaremos a tu pueblo.

- Sí, tienes razón - Jocab se levantó con pesadez - tal vez debería haber protestado un poco mas para conseguir aunque sea un pequeño mulo...

Siguieron por el camino hasta que empezó a anochecer. Entonces pararon y prepararon el campamento para pasar la noche.

martes, 25 de agosto de 2015

Capítulo 10: El principio del camino

- ¿¿¿COMO???- Mugrin le quitó el plano a Jocab y, con un resoplar de ira y las venas del cuello a punto de reventar a causa del enfado, empezó a andar de vuelta hacia el Maestratum - ¡Ese malnacido se convertirá en un pajarraco muerto cuando le ponga las manos encima!.

- Tranquilo Mugrin- dijo Jocab cortándole el paso - No vamos a conseguir nada provocando una pelea, y recuerda que la aldea de Lest pende de un hilo, no estropees nuestra primera misión provocando una batalla campal en medio de los almacenes.

- Pero... pero... No puedes dejar que te trate... ¡que nos trate así!- replicó Mugrin tartamudeando a causa de la furia, con una mirada suplicante en los ojos, pidiéndole a Jocab con la mirada la oportunidad de golpear algunas cabezas.

- No es lo peor que nos han hecho, ya lo sabes, y aunque parezca poco, no estaba obligado a darnos las pocas provisiones que nos ha conseguido. Ve a tu casa y coge lo que creas que podemos necesitar, yo recogeré el cayado y los péndulos de mi litera del Maestratum, junto con un par de cosas mas que tengo. ¡Y cuidado con el plano!, Aunque sea una copia sigue siendo propiedad del Maestratum y nos puede caer una buena si lo rompes de buenas a primeras.

Mientras Jocab soltaba ese pequeño discurso, el enfado de Mugrin fue desvaneciéndose como la niebla matutina en la bahía de la ciudad. Los minotauros siempre han sido muy impetuosos, pero eso no quita que Mugrin, después de una explicación bien razonada, no pudiera controlarse. Después de todo, era un hijo del rey Minos y fue enviado al reino de los Tzamish como embajador para evitar una guerra y, si no pudiese controlar su genio, no hubiese durado ni tres minutos en el mundo de la política.

- Lest, acompaña a Mugrin a su casa y ayúdale a prepararse - se dirigió Jocab al niño humano, que estaba con una expresión de terror después de ver la explosión de enfado del titánico minotauro. - eres nuestro guía y tu más que nadie sabrás que necesitaremos para el camino. Nos veremos en la Plaza del Agua dentro de una hora.

Una hora más tarde, Jocab se encontraba en la Plaza del Agua, llenando unos pocos odres que había conseguido en el Maestratum, desechados por las otras Partidas. No eran grandes... vamos, por no ser no eran ni simétricos, pero a falta de pan buenas son tortas, y por lo menos eran funcionales. Una suave y fresca brisa hizo que los pelos de su espalda se erizaran con un escalofrío. La hora antes del amanecer era el momento más frío de la noche y recordó a Jocab que los meses de calor estaban terminando, y que pronto las lluvias estacionales harían traicioneros los caminos. Las precipitaciones, que en esa zona de los reinos eran bastante torrenciales haría que los carros encallaran en las embarradas sendas y el Camino del Osario, que no estaba pavimentado en su mayor parte, se convertiría en un río inmóvil de fango y lodo. Al mirar el cielo estrellado, sin una sola nube, no se podía ni imaginar que en menos de un mes el cielo podría estar tan lleno de nubes de tormenta que sería imposible divisar la luna durante días. A lo mejor había sido un golpe de suerte el no poder conseguir el carro y marchar solo con lo justo y necesario. Mientras cavilaba, escuchó, mas que vio como sus dos acompañantes se acercaban a la espalda. Las pisadas de Mugrin eran tan silenciosas como podrían ser con unos zapatos de suela reforzada para soportar el enorme peso del minotauro, resonando en el pavimentado suelo de la plaza. Cuando estuvieron frente a frente Jocab vio que no solo Mugrin traía un petate, sino que Lest también llevaba una pequeña bolsa de tela a sus espaldas, seguramente improvisada con unas sabanas. Mugrin se veía mucho mas calmado, solo un ceño fruncido quedaba del estallido de furia de una hora atrás. Se miraron a los ojos y, asintiendo, enfilaron el camino en un silencio tenso por la expectación. Mientras cruzaban las puertas de la ciudad en dirección sur aparecieron los primeros rayos del sol por el este. Sobraban las palabras. Se dirigían a un peligro incierto en un lugar indefinido sin ayuda de la institución; solo podían contar con sus habilidades y conocimientos. Era lo que Jocab llevaba esperando durante tantos años. Con una mirada resuelta, enfilaron el Camino del Osario hacia lo desconocido.

lunes, 17 de agosto de 2015

Capítulo 9: Frustración e Impotencia

- ¿Pero en qué embrollo me he metido?

Jocab caminaba arriba y abajo por la habitación, con cientos de cosas en su cabeza. No sabía qué se le había pasado por la mente cuando, valientemente y al asombro de todos los reunidos, se levantó y comunicó que iba a formar una Partida propia. Ahora, en la pequeña sala donde se habían reunido los tres (Mugrin, Sostias y él mismo), pasado el calentón del momento, las dudas le corroían, como el ácido a una placa de metal.

- Has sido muy valiente, Jocab- comentó Sostias -. A veces las mejores acciones vienen de una reacción impulsiva.

- ¡Y ha merecido la pena por ver las caras de todas las Partidas!- bramó Mugrin -¿Has visto todas esas bocas abiertas, pequeñajo? ¡Mas de uno se habrá comido un par de moscas esta noche!

- De todas formas - apuntó Sostias - no empezáis desde cero. Ayudé muchas veces en mi antigua Partida a preparar las salidas. Lo primero que hay que hacer es contactar con los Surcadores de Bruma, pero por una vez no será necesario ya que no tendréis que atravesar las Brumas Eternas...

- Tendremos que agenciarnos un mapa, provisiones, algún artefacto ofensivo, y otro defensivo del almacén -enumeró Jocab contando con los dedos. - También necesitaremos equipos de acampada, mantas, yesca, un carro, un par de caballos de monta más un caballo de tiro para el carro.Eso sin contar cristales de antimagia para poder neutralizar la maldición del pueblo, si es una maldición, claro está. Podríamos hablar con algún alquimista por si nos facilitan algunas pócimas o hechizos enbotellados...

- Las armas ya las tenemos, pero no estaría mal conseguir otra Hacha de Guerra para poder luchar a 2 manos, y piedras para afilarlas - añadió Mugrin. - Y a ti no te vendría mal un cayado mejor. Si esperamos un par de dias estoy seguro que te consigo el mejor cayado de Leñagris que halla en Forentud, y tal vez un par de dagas para Lest.

- No tenemos tiempo, Mugrin - Jocab arrugó la frente, pensativo. - No sabemos el tiempo que ha tardado Lest en llegar hasta aquí y, teniendo en cuenta el tiempo que tardaremos nosotros en llegar y lo que tardaríamos en analizar la situación y neutralizar el peligro, puede que lo que ha provocado que se transformen en piedra se convierta en algo permanente. Tenemos que salir lo antes posible, mañana como muy tarde.

- Parece que no necesitáis tanto mi ayuda - rió entre dientes Sostias -. Estáis mas preparados de lo que piensas, Jocab; no creo que se te halla olvidado nada.

- Pues manos a la obra. Tendremos que estar toda la noche preparando los pertrechos para poder salir al alba.

- Pues yo me voy ya a la cama - bostezó el anciano centauro -. Mis energías no son las que eran cuando era solo un potrillo y la artritis me está matando. Si os dan permiso de coger algún artefacto de comunicación dejadle el mio a algún acólito para que pueda ponerme en contacto por la mañana con vosotros. Aunque lo dudo, ya que son escasos y las otras partidas los han acaparado, tanto los tecnológicos como los mágicos.

Jocab y Mugrin salieron de la sala y se encaminaron hacia las oficinas que se encargaban de catalogar los objetos que durante siglos han ido rescatando los Cazadores. En ese instante el único que se encontraba en las oficinas era Albatros, un Somsa (elemental de aire menor, con aspecto humanoide pero de cuerpo algo translúcido pero tangíble, con una extraña aficción de poner a sus hijos nombre de criaturas voladoras) que siempre miraba a Jocab por encima del hombro, sobre todo desde que 2 años atrás había conseguido los colores del Gremio y había sido aceptado en la Partida de Caza Mantícora, una de las de mas alto caché. No era ningún secreto que ese puesto lo había conseguido gracias a la influencia de su padre, un monarca de un reino menor que puso como condición a los Cazadores que aceptaran a su hijo menor a cambio de que se instalase un Refugio de Caza (una casa segura del Gremio de los Cazadores de Magia fuera de la ciudad de Forentud) en ese reino. Aun así su prepotencia rezumaba por todos los poros de su transparente cuerpo.

- ¿Qué tenemos aquí? - preguntó con tono jactancioso Albatros -. Si es la mascota del Gran Cazador en persona. ¿Qué puede hacer un humilde Cazador por vos?

- Déjate de tonterías por una vez, pajarito - contestó Mugrin molesto ante los aires que se daba el elemental. Él también era de sangre real, el hijo menor del rey del gran reino minoico, y el reino de los Somsas cabía dentro del territorio de cualquiera de las Grandes Casas-. Necesitamos todo este material: un carro, un caballo de tiro, 2 de monta, 5 piedras de antimagia, provisiones para un minotauro y dos humanoides para una semana, ademas de pienso para los caballos, tiendas de acampada, yesca, piedras de afilar, un equipo de artefactos defensor-ofensor, un hacha de guerra, un cayado de Leñagris, pócimas de alquimia y, ¿que mas era?... ¡Ah, ya me acuerdo!. Una copia de un mapa de las tierras del protectorado de Forentud, preferiblemente de antes de que se suspendieran las incursiones a través del bosque Zarclash...

- ¿Y a nombre de que Partida pongo este material? - se recreó Albatros mirando de reojo a los 2 Cazadores

- Pues... al nuestro, ¿a quién si no? - preguntó confuso Mugrin

- Entonces no puedo darles nada de lo que han pedido - dijo un albatros sonriente.

- Pero... ¿a qué se debe esta negativa? - protestó Jocab, rojo de furia.

- Muy sencillo - contestó Albatros -, todos esos materiales se dan a los Cazadores como recompensa por los artefactos e información relevantes traídos por la Partida y, en caso de que todavía no halla conseguido una cuantía suficiente se necesita la firma del Cazador responsable de la sección de Créditos que se trata de ni mas ni menos...

- ... ni mas ni menos que del Cazador Errarion... - dijo Jocab con la cara pálida. Por eso Errarion estaba tan calmado en la ceremonia. No necesitaba ponerse en evidencia, sabía que se darían de bruces contra esta pared de burocracia y que su carrera como Cazador terminaría antes de empezar.

- Pero - objetó Albatros - me siento generoso. Tal vez sea porque pasado mañana iré con parte de mi Partida al reino de los Esanios para negociar el establecimiento de un Refugio de Caza en la capital de su extenso reino, o tal vez es por referencia al Maestro Sostias que me enseñó mi maestría bélica (tiro con arco), pero... el otro día una Partida pidió más pertrechos de los que necesitaban. Puedo daros tres tiendas de campaña, algo de yesca, provisiones para 3 días, un par de mantas, pero poco más... y también el mapa, has tenido suerte porque los restauradores han hecho copias de un plano, espero que sea lo suficientemente antiguo para que os sea útil.

Jocab le arrancó el plano de las manos de Albatros con frustración. Si no tenían caballos tendrían que partir inmediatamente, sin esperar al alba. Cuando Albatros lo preparó todo, Mugrin cojió el fardo, que parecía desesperadamente pequeño con relación a su inmenso tamaño. Salieron del edificio con la cara de enfado todavía en sus rostros, donde se unió Lest, que les esperaba en las puertas del Maestratum. La sonrisa de este por haber conseguido llevar ayuda a su pueblo, ayudaron a calmar los ánimos de la pequeña compañía.
 Suspirando para quitarse de la cabeza las circunstancias que no se podrían cambiar, abrió el mapa para ver el camino a seguir...

-¡Maldición! - exclamó Jocab - este mapa es inservible.

- ¿Por qué? - le miró Mugrin - ¿Es demasiado actual?

- Mas bien todo lo contrario - masculló Jocab - Este mapa es de antes del Gran Kaos... ¡Forentud todavía ni existía...!

domingo, 9 de agosto de 2015

Capítulo 8: La petición

Jocab se sentó en la zona central, junto a Mugrin y Sostias. Por fin era lo que siempre había ansiado, un Cazador de Magia de pleno derecho, pero la "protesta silenciosa" en la ceremonia, le había indicado que más de la mitad de los miembros del Gremio que estaban presentes eran hostiles a su presencia entre ellos. No se podía decir que la sillería estuviera llena. Había representantes de las 13 Partidas de Caza, pero teniendo en cuenta que la Partida más pequeña tenía unos 30 miembros y la más grande unos 150, el par de centenas de Cazadores que se encontraban en el Maestratum era un número bastante pequeño, y sabía que los que no se encontraban allí, o estaban de misión, o se habían ausentado como otra forma de protestas. Sabía que Errarion era uno de los cabecillas de esta "resistencia" hacia su persona, y al ser un tzamish, la influencia que ejercía tanto en la ciudad como en la escuela era más que notable.

El Gran Cazador Omistias bajó con agilidad felina de la plataforma y, dejando la lanza térmica en su lugar de honor, se sentó en la silla que le pertenecía en la zona central, aunque en la zona mas alejada al nuevo miembro. Al ser el Gran Cazador no podía pertenecer a ninguna Partida para intentar evitar favoritismos. Ya en su silla (idéntica a la de los otros cazadores) comentó con su potente voz:

- Que entren los peticionarios.

La puerta sur, llamada la Puerta de los Ruegos, se abrió y una docena de personas de varias razas entraron en el Gran Salón para hacer sus peticiones. Normalmente no era necesario ir al Maestratum, ya que en muchos Reinos la organización gremial tenía una Sede, llamada Refugio de Caza, donde se podían solicitar los servicios de los Cazadores, pero las personas mas influyentes y con mas recursos preferían hacer el viaje a Forentud, para que todas las Partidas escucharan sus peticiones y tener la mayor oportunidad de que el mejor equipo resuelva sus problemas. Fueron hablando uno a uno y siempre una o dos Partidas de Caza aceptaban la tarea y creaba un grupo para la misión en sí. Cuando llegó el turno de la otra peticíon, Lest se aproximó al estrado donde los peticionarios se dirigían a las Partidas presentes. Sacó un papel y lo desplegó. Jocab vio la gran y elegante letra de Mugrin escrita en el papel, por lo que supuso que el titánico Cazador que se encontraba a su derecha le había dado unas indicaciones para que su petición fuera correcta y tuviera mayor aceptación. "Este minotauro siempre me sorprende" pensó Jocab, porque a él se le había pasado ese detalle y, cuando tenía tiempo para rumiar sus pensamientos, Mugrin era mas avispado de lo que parecía. Lest comenzó a leer:

- Mi nombre es Lestirión Ouros, provengo de un poblado de leñadores humano que se encuentra al final del Camino del Osario, mas allá del bosque Zarclash. Vengo a suplicarles, poderosos Cazadores, para que salven a mi pueblo. Después de varios días cazando volví y todo el poblado fue convertido en piedra. incluso yo empiezo a tener síntomas de petrificación. ¿Alguien quiere salvar a estas 62 almas que agonizán?

Un silencio incomodo reinó en el Gran Salón después de la petición de Lest. Ninguna Partida se ofrecio a ayudarlo, y Jocab, al ser un miembro recién incorporado, no quería levantarse y preguntar a las Partidas, para no perjudicar al pequeño. Con la hostilidad tan abierta que tenían muchos hacia él, su participación a favor del chaval pondría todavía más en su contra a los humanófobos. Pero no tuvo necesidad ya que el voluble Mugrin saltó con indignación.

- ¿Acaso ninguna Partida va a ayudar a su pueblo?. ¿Donde esta el espíritu del juramento que hacemos todos nada mas entrar por primera vez en el Maestratum? Ayudar a quien lo necesite, dando igual quien fuera o de donde viniera.

Errarion se levantó y comentó en voz alta:

- Es un vulgar humano. Mi Partida no piensa ponerse en peligro para salvar a esas vulgares ratas...

Esto provocó movimientos y protestas airadas, ya que entre los cazadores se encontraban unos cuatro nezumi (hombres-rata) que se enfrentaron a Errarion diciendo que se atreviera de nuevo a comparar a sus ancestros animales con esos sucios humanos... y entonces Ghefirazh se levantó. Su sola presencia de pie, sobre el brasero que le servía de asiento fue suficiente para poner orden. Su piel reptiliana de escamas negras y anaranjadas resplandecían por el aceite, altamente inflamable, que excretaba por todos sus poros y sus ojos, de un rojo brillante llenos de inteligencia recordaban que las salamandras, los mas poderosos Elementales Ígneos, eran criaturas muy pasionales, aunque nadie había visto al analítico elemental perder los nervios y vivir para contarlo...

-Díganos, señor Ouros,- Comentó el elemental de metro y medio de altura, soltando pequeñas llamas retorciéndose por su lengua viperina y llenando la sala de olor a ceniza- ¿que clase de recompensa u honor podría darnos su poblado por salvar sus almas?

Lest se quedó sin habla, pensando que decir. No parecía tenerle miedo a la salamandra, por lo que Jocab supuso que no sabía con qué se dispuso hablar el humano

-Mi pueblo es una pequeña aldea de leñadores, señor, no tenemos grandes pertenencias, pero si nos salvan dudo mucho que mis vecinos no les den todo lo que poseen con mucho agrado.

-Teniendo en cuenta que su poblado no parece tener nada de valor- objetó Ghefirazh- no puedo recomendar a nadie de mi partida a que ponga en peligro su existencia, por lo que rechazamos su petición.

Tras estas palabras, la salamandra se sentó en su brasero y un murmullo de asentimiento recorrió el Gran Salón. Jocab no pudo resistir mas y dijo:

- Yo lo haré.

Todos miraron con asombro al nuevo Cazador, ya que les pillo por sorpresa, pero el Gran Cazador Omistias, haciendo movimientos negativos con la cabeza, replico al novato.

-Las reglas son claras, Cazador Jocab- comentó el hombre-pantera-, un Cazador en solitario es una víctima fácil para cualquier enemigo potencial, por lo que debe tener el beneplácito de una Partida para ir en grupo y se cuiden las espaldas unos a otros.

-Pues crearé mi propia Partida de Caza- Comentó Jocab con convicción-. Visto lo sucedido en la ceremonia, dudo que ninguna Partida me invite a unirme en ella y, aunque hace muchos años que no se crea una Partida nueva, las normas del Gremio dice que una Partida que quiera ser formada, su primera misión deberá ser desinteresada, sin cobrar nada, para demostrar su valía.

- Aún así, cazador Jocab- objetó Omistias-. La nueva Partida tiene que tener 3 miembros como mínimo, y no sé quien querrá acomp...

-Yo lo haré- exclamo Mugrin casi saltando de su asiento, con un brillo de excitación en sus oscuros ojos, con casi todo el vello de su ancho cuerpo erizado por la furia contenida hacia las Partidas por negarles la ayuda a Lest. Dándole un manotazo al hombro de Jocab con tanta fuerza que casi le disloca el brazo. -Les demostraremos de que estamos hechos, pequeñajo.

- Aun así sois solo 2 y, aunque usted ocupe el espacio de varios, Cazador Mugrin, las normas...

- Yo seré el tercer miembro -comentó Sostias, levantando sus artriticas patas de su asiento, con forma de pesebre- Puede que esté viejo, pero el tercer miembro es para que se quede en el Maestratum y hable por ellos en el caso de que esté en una misión. Por lo menos mas emocionante que esta aburrida jubilación será...

domingo, 2 de agosto de 2015

Capítulo 7: La Ceremonia

Las puertas del Gran Salón del Maestratum se abrieron y todos los acólitos y los Cazadores que se encontraban en el recinto entraron a la enorme sala que se encontraba en el corazón del edificio. La construcción era enorme, y sobre las cabezas de todos, a más de 15 metros de altura y bajo la gran cúpula del edificio, se encontraba una enorme placa de bronce con millares de nombres grabados en ella. A su lado, en una plataforma elevada a la altura del último nombre apuntado en el registro, se encontraba el Gran Cazador Omistias, un hombre-pantera, que era el líder actual de la congregación, con una de las primeras reliquias que los Cazadores habían recuperado en su historia. A diferencia de lo que pensaron los primeros seres que presenciaron su funcionamiento en manos de los Sacerdotes de la Llama que esclavizaron a los Tzamish por orden de su dios, todos los cazadores actuales sabían que ese artefacto no era mágico, sino tecnológico: una lanza térmica.
Los Cazadores se sentaron en los asientos de la sala, divididos entre las 12 Partidas de Caza que se encontraban representadas actualmente en el Maestratum, mientras los acólitos se congregaban cerca de los muros para presenciar la pequeña ceremonia, que no era mas que un mero trámite para que Jocab pudiera vestir la sobrecamisa con los colores del gremio. Y, mientras todos se fijaban en él, muchos esperando a que cometiera un error para estropear la ceremonia, Jocab se acercó al centro de la sala, con una apariencia de calma que contrastaba con los nervios que realmente sentía. Cuando se encontró en el centro de la sala, donde se encontraban los Cazadores jubilados, entre ellos Sostias y Mugrin (que aún no había entrado oficialmente en ninguna Partida), el Gran Cazador pronunció en voz alta:

- ¿Quién se acerca al corazón del conocimiento?

Esta voz retumbó en toda la sala, donde la cúpula devolvía el eco con reminiscencias metálicas, lo que daba al Gran Cazador un timbre de ultratumba.

- Jocab sin Casa, de la raza humana- contestó Jocab mientras algunos abucheos se escuchaban desde el fondo de la sala donde se encontraban los acólitos, acallados rápidamente por una mirada del Gran Cazador, capaz de hacer que muchos temblaran de miedo. La edad no había hecho mella en la fiereza de su mirada cuando él se lo proponía. Hasta el Cazador Errarion se mostraba respetuosamente callado y serio, pese  a su animadversión. Puede que el tzamish lo odiara, pero respetaba mucho la institución y sus ceremonias como para degradarse haciendo algo que ensuciara su imagen. Y más aún si eso conllevaba una reprimenda de Omistias y su posterior vergüenza.

- ¿Cómo se acerca al corazón del conocimiento?

- Con vergüenza por su ignorancia y afán de aprender.

- ¿Cuándo se acerca al corazón del conocimiento?

- Después de conseguir 3 herramientas que me permita desenvolverme en el mundo.

- ¿Dónde se acerca al corazón del conocimiento?

Jocab calló en esa parte, ya que ahora debería hablar alguien de los Cazadores que respondiera por él. Aunque Sostias se levantó rápido para contestar, la soledad que sentía en su alma desde la muerte de Mirren atenazó con su fría garra el pecho del joven humano.

- Se acerca donde sus compañeros le apoyarán en su camino.

- ¿Por qué se acerca al corazón del conocimiento?

- Porque su anhelo de ayudar dignifica su espíritu- Contesto Sostias lanzando una sonrisa triste hacía Jocab, intuyendo lo que sentía el muchacho.

- ¿Qué se acerca al corazón del conocimiento?

Todos los Cazadores se levantaron para decir a una la respuesta ritual, aunque sonó extrañamente débil, como si muchos de ellos movieran solo los labios sin emitir sonido alguno. Era demasiado perfecto que nada estropeara la ceremonia del momento mas importante de la vida del joven.

- Un Cazador, protector de los pueblos, investigador de lo perdido y guardián de lo recuperado.

Después de las respuestas ceremoniales, el Gran cazador encendió la lanza térmica y, con un trazo elegante y fluido, escribió con la punta de la llama de plasma que salió de esta, el nombre de Jocab con el resto de los cazadores en la gran placa de bronce.

- Bienvenido entre tus iguales, Cazador Jocab. A partir de este momento puedes vestir los colores del Gremio.